La etimología comprende no
solamente el análisis de las raíces (radicales) de las palabras, sino también
de sus elementos constitutivos: desinencia, tema, terminación y radical.
El estudio de la etimología
ayuda:
1.- a la comprensión del
significado de las palabras;
2.- a la ampliación
del vocabulario personal;
3.- a mejorar la ortografía;
4.- a la aplicación correcta
de la sinonimia, pues sólo
muy pocos sinónimos son
100% equivalentes.
Usando textos antiguos, los
etimólogos tratan de saber la cronología y la modalidad de la incorporación, la
evolución –hacia el lenguaje actual– y las mutaciones que han acontecido a una
palabra. La etimología en castellano y en catalán debe mucho a la obra del
filólogo catalán Joan Coromines,
del siglo xx.
La valoración de su
importancia ha variado según las tendencias del momento. Su época dorada
acaeció durante el siglo xx., cuando se emprendieron
trascendentes proyectos de estudio etimológico, tales como los que culminaron
en la edición de las obras siguientes:
1.- Oxford English Dictionary (OED)
2.- (Primer) Diccionario general
etimológico de la lengua española, de Roque Barcia,
en 1880.
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